lunes, 29 de diciembre de 2008

EL ELEGIDO


Abre los ojos y al principio le cuesta situarse. Todo da vueltas a su alrededor, hasta el punto de que durante unos segundos teme incluso perder el conocimiento. Los cierra de nuevo, hastiado, dando tiempo a que aquella sensación desaparezca. Suspira con disgusto. Esta cansado, muy, muy cansado. Él, al que llaman el buscador, el iniciador, el rastreador de almas, ya no tiene fuerzas para seguir adelante. La ironía no escapa a su fina sensibilidad, y una sonrisa torva se dibuja en su rostro. Maxím el gran profesor. El Gran Blanco, como le llaman sus enemigos; el mago al que la oscuridad teme con reverencia, ya no tiene ganas de vivir.

Desde hace tanto tiempo que ya no puede ni recordar, ha sido el encargado de guiar con mano firme al resto de magos blancos, luchando constantemente por mantener el orden y hacer el bien. Gracias a sus conocimientos e intuición, busca y forma a los futuros magos, transmitiéndoles la sabiduría de siglos de experiencia. Intenta elegir con acierto, puesto que tiene el don de intuir la magia en el interior de los seres humanos. Es capaz de sentir la bondad, la nobleza, la luz que emana de los espíritus bondadosos.

El bien y el mal no son una entelequia; existen y, en mayor o menor medida, ambos se reflejan en todos los seres vivos en un equilibrio endeble pero real. Son dos caras distintas de una misma moneda. Y lo mismo sucede con la magia. De espaldas a los seres comunes, la magia blanca lucha sin cuartel contra su reflejo negativo, el poder oscuro.

Maxim vuelve a abrir los ojos una vez que siente que se estabiliza. Al hacerlo se encuentra de bruces ante la imagen de un anciano de pelo largo y cano. Profundas arrugas surcan aquella cara cansada y ajada por los años, cuyo único signo de vivacidad son unos ojos azul oscuros que aún conservan cierta inquietud. El viejo levanta una mano pensativo, observándole con fijeza, mientras una sonrisa melancólica se dibuja en aquel rostro sabio.

El mago observa con cierta congoja su reflejo en el cristal del establecimiento ante el que se ha materializado. De un tiempo a esta parte siente la necesidad de transmitir su sabiduría, de cederla, y descansar. Al fin y al cabo, el tiempo sólo afecta a un mago cuando pierde las ganas de vivir, e intuye que a él le ha llegado su hora. No sabe cuándo consintió que la desidia entrara en su corazón, pero ya hace un tiempo que el cansancio y la dejadez se apoderaron de su espíritu. Siente que la lucha se esta perdiendo, que el mal esta ganando de manera inevitable y que ya nada se puede hacer. Su magia se alimenta de la bondad del mundo, y ésta es cada vez más escasa y relativa. Ha visto como muchos de sus hermanos blancos han ido cayendo lenta pero inexorablemente, bien vencidos en intensas luchas, bien seducidos por el poder oscuro. Cada vez le es más difícil dar con aprendices blancos, puros; almas en las que el mal sólo sea un pequeño residuo molesto. A cambio encuentra volubilidad, almas indefinidas fácilmente seducibles por aquel reverso tenebroso. De sus cinco últimos iniciados, tres engrosan actualmente el cada vez más nutrido ejército del mal. El último ni siquiera le ha defraudado. La primera señal de su perdición. Sólo el empeño casi inútil de encontrar un aprendiz con la suficiente categoría esta retrasando lo inevitable.

Olvida aquel reflejo ingrato en el que se ha convertido su cuerpo y mira más allá, hacia aquel mundo nuevo. Se gira para encontrarse ante una gran avenida atestada de gente y coches. Se sitúa con rapidez. Nueva York. El bullicio es grande, como en todas grandes urbes. Parece época navideña; toda la ciudad está decorada. Intenta centrarse, al fin y al cabo ha viajado allí buscando un nuevo aspirante.

No le cuesta mucho encontrar a su nuevo aprendiz. Un chico de unos doce años pasa a su lado sin apenas prestarle atención. A pocos metros de allí se detiene ante una parada de autobús. Él, en cambio, queda anonadado ante su presencia. El pulso que late en su interior es de una intensidad como nunca ha sentido antes en todo el tiempo en el que ha llevado a cabo aquella labor iniciática. Su mente se conecta con la de aquel chico excepcional, y lo que ve le llena de esperanza. Su corazón se acompasa al suyo. Sus pulsos se unen, y empieza a adentrarse en su alma.

Un primer latido. Un niño de apenas dos años llora con amargura ante un plato de papilla. El llanto cesa de golpe, cuando el bebé escucha el silbido de una olla a presión a punto de estallar. La abuela, que aquel día está cuidando del chico, sigue al teléfono sin ser consciente que se ha dejado aquel fuego encendido. El recuerdo de su madre retirando la olla y poniéndola bajo el agua mientras apaga la placa surca la mente del niño, mientras un pequeño milagro va materializándose.

El ruido del agua corriendo atrae a aquella buena mujer a la cocina. Asustada, observa la escena incapaz de recordar el momento en que ha retirado la olla del fuego. Mira perpleja a al niño, que sigue llorando sin parecer ser consciente de lo sucedido. Una extraña imagen surca su mente, pero la deshecha con rapidez. Sonríe aliviada, aunque ligeramente preocupada por aquel olvido. Se promete ir al médico para hacerse una revisión.

Un segundo latido. Ahora tiene cinco años y está en el recreo del colegio. Observa con extrañeza cómo un hombre intenta con disimulo engatusar a otro niño con caramelos en el patio. Intuyendo que algo no anda bien, busca con la mirada a algún profesor, pero éstos parecen haber desaparecido. Asustado, intenta llamar la atención de aquella alma que siente perversa, y que sin poder evitarlo, se vuelve hacia él. Las miradas se cruzan de manera breve, pero intensa. El degenerado se da la vuelta y regresa por donde ha venido. La oscuridad de su interior ha sido arrinconada por una luz cegadora.

Tercer latido. Este recuerdo es de apenas unos días atrás. El autobús del colegio se dirige al colegio South West de Manhattan. La situación económica de su madre, soltera como otras tantas en aquella gran urbe, ha mejorado en el último par de años de manera excepcional. Le han contratado en un bufete de abogados, después de completar la carrera de derecho a distancia. El chaval viaja ensimismado, contento por la alegría que observa hace ya un tiempo en los ojos de su madre, ajeno a su influencia en todo ello. De repente, un conductor ebrio que llega tarde al trabajo se salta un semáforo y se dirige directo hacia el autobús. Una niña adormilada que esta mirando por el cristal del autobús a la calle, lo ve, y comienza a gritar. Justo en el último momento, y cuando la colisión parece irremediable, el coche gira sobre sí mismo y se estampa contra una boca de incendios, salvando al autobús por milimetros. Milagrosamente, todos los implicados salen ilesos de la tragedia, mientras el conductor del coche asegura que éste ha girado sólo. El chico, desorientado, siente por primera vez que algo surgido de su interior ha manipulado aquel coche evitando la tragedia.

La imagen se empieza a difuminar mientras Maxim supone que aquel incidente es el que le ha atraído hacia allí. Sigue observando historias cotidianas, ahora más sencillas, mientras se maravilla con la pureza de aquel corazón, con la bondad de aquella alma. Por fin ha encontrado a su sucesor, al aprendiz que llegará a ser maestro de maestros, aquel que le dejará pequeño con su grandeza. Piensa gozoso que aquel chico puede decantar la balanza a favor del bien; la esperanza de un mundo mejor.

Empieza a caminar hacia el chaval, nervioso pero con los sentidos ya recuperados, cuando la visión de un hombre parado al lado del chico le llama la atención. Algo en él no cuadra en aquella estampa. Tarda unas décimas de segundo en descubrir lo que es, pero cuando lo hace, todo su cuerpo se estremece. No escucha su respiración. Horrorizado comprende que es un Oscuro. Intenta atraparlo con su pensamiento mientras siente la degradación de aquella alma perdida. Es demasiado tarde. El oscuro, a la vez que empuja al chico hacia el autobús que llega a toda velocidad, se da la vuelta y le ataca con una sonrisa demente y triunfal en la cara. Él también ha sentido la fuerza y la bondad del chico, tan fuertes que no ha conseguido reclutarlo, así que ha decidido acabar con él. Su categoría es ínfima, y Maxim no tarda más allá de unos segundos en derrotarle con la fuerza de su mente. Pero estos segundos valiosos son la perdición del chico. La colisión ha sido irremediable. Siente cómo el alma de aquel ser especial se quiebra en aquel momento mientras su cuerpo sale despedido.

Desesperado, para el tiempo. Con la angustia reflejada en el rostro, se acerca al chico que está suspendido en el aire, todavía sin caer al pavimento, pero ya herido de muerte. Mide su propia energía con tristeza. Su decaimiento, su pérdida de motivación, junto a la pelea con aquel oscuro han hecho que su energía mágica esté bajo mínimos. El hechizo para revivir a un ser humano es complejo y potente; sólo unos pocos magos lo conocen. Él es uno de ellos, pero el costo es alto, tendría que utilizar toda su energía, toda la que le queda, para salvar al chico. Tiene que elegir, una vida a cambio de otra. La salvación del chico es necesaria; tal vez sea el salvador, el elegido. Pero si él desaparece, ¿Quién le guiará? ¿Quién será su profesor? Por otro lado ¿Qué será de su gente sin él? Tiene ante sí el dilema del diablo. Decida lo que decida la perdición está asegurada. Mientras medita indeciso, incapaz de decantarse por una opción u otra, siente que el alma del chico se une de improviso a la suya.

Sus corazones laten al unísono. Una imagen del futuro se forma ante él. El muchacho es ya un hombre, se ha convertido en maestro de maestros. Ante Maxím se materializa el mundo del futuro y siente con pesar que éste ha tocado fondo. El mal campa a sus anchas; a su alrededor observa imágenes desoladoras. Su desaparición ha traído consigo la derrota de la luz ante la oscuridad, la raza humana al completo ha sido seducida por la maldad. Pero aquella estampa es el primer rayo de esperanza. El elegido junto a un pequeño grupo de magos supervivientes comienza la lucha por recuperar la luz. El primer eslabón de la cadena. El inicio de algo más importante. A veces, para mejorar, hay que tocar fondo, piensa con esperanza Maxím. La decisión se presenta diáfana ante él. La suerte está echada.


El conductor del autobús intenta tranquilizarse mientras observa, sorprendido, al chico en pie sin apenas un rasguño. Juraría que le había dado de lleno, pero al parecer no ha sido así. Una vez consigue que el muchacho le prometa que va a ir a un médico, le permite montarse en el autobús. La vida es a veces sorprendente. El chaval, ileso, está plácidamente sentado al fondo del vehículo, mientras a pocos pasos intentan reanimar a dos ancianos que han caído fulminados en la propia parada. Quizás la impresión del accidente les ha provocado un ataque al corazón. Bueno, mejor dos viejos que un niño. Seguro que al chico le quedan muchas cosas que hacer en la vida. Igual acaba siendo el salvador del mundo. O su perdición, piensa con guasa. Quién sabe.

15 comentarios:

sinver dijo...

Hola visitante(s)de este blog sinvergüenza, si es que todavía queda alguno/a.
Como vereis me ha costado, pero por fin publico algo. Es de clase, y de hecho si lo he arreglado es porque doña Alfa ha exigido texto trimestral. Lo leeis antes de que ella lo llene de colorín, asi que habra fallos por doquier. Tengo varias cosas pendientes, a ver si con esto de las vacas me animo y me pongo a ello, aunque no prometo nada que soy experto incumplidor.
Un saludo y feliz navidad para todos/as (odio la gilichorrez esa del masculino/femenino; y como vereis lo he empezado a usar hasta yo...son las horas :-)

sinver dijo...

Por cierto, para variar es más largo que un día sin pan. Supongo que estareis acostumbrados. La censora ha dado el visto bueno... ,me acaba de pegar un tortazo, que prometí no llamarla más asi. ¿Mi chiquitina mejor? parece que le gusta más ya que no me zurra :-) Seguro que a Ana no le va a gustar que sea tan largo, ya me inventare algo...

Edurne dijo...

Queda, queda... al menos una, la más pesada de ellas! jajajaja! Y es que ya era hora, don Sinver, ya era hora! Que andaba una cansadita de entrar y ver: AMENTIA; AMENTIA; AMENTIA; AMENTIA... y que ya casi ni me atrevía a dejar huella de mi paso, aunque hace un par de semanas lo hice y le animaba yo a que se arrancara de una pajolera vez!
En fin, no lo he leído, que conste que primero he querido darle ánimos a usted para que supiera que yo, como el Felipito Tacatún (que no sé si sabrá usted quién era, que una ya está viejilla y recuerda viejas glorias televisivas...)eso, SIGO! Sigo por aquí. Jejejejeje!
Lo leeré a lo largo de la jornada y le mandaré opinión, santo y seña y hasta reseña y tal y tal... usted ya sabe, impresiones y demás.
En fin, que bien venido al ruedo de nuevo! Olé! Y eso sin ser taurina para ná!
Muxus para usted y su txikitina! Jeje!

Edurne dijo...

Bueno, a dos minutos para las doce de la noche acabo de hacer una primera y rápida lectura... de situación, vamos.

Ya sé que va de magia y magos, de aprendices y elegidos, de magos "cuasi" inmortales...

Como maestra, ya lo siento, se me van los ojos en primer lugar a los acentos, las comas y esas cosas... jejejejeje! imagino que le darás otro repasito antes de entregárselo a Madame Alfa, no?

Bueno, pues mañana más...!
Pero mira, como tú mismo has nombrado al gran Merlin, es irremediable acordarse de él, y de esas historias de magia, odios y pugnas pro el poder de las tinieblas y el mundo de los nigromantes...
Muxus!

sinver dijo...

Hola lectora fiel donde las alla. Ejem, las comas y los acentos dices... ejem, corregirlo antes de darselo a la maestra Yoda Alfa, ejem,ejem, ejemmmmmmmmmmmmm, ... bueno, es que ella dice siempre que no lo corrijamos mucho, asi que yo lo hago por que se que le va mucho el colorín y esas cosas...si no fijate que aburrido corregir un texto perfecto, que si me pongo se lo doy ¡ehhhhhh!, pero, es para que no se aburra en navidades,...:-)
Pase el corrector y con las prisas se me fue la olla; de hecho mi Su ya me advirtió de ello, pero bueno despistado que es uno (y burricalvo ortográfico, que también hay que reconocerlo). Asi a primera vista tengo un problema con los puntos comas de la pera, que me encantan, y los pongo por todos lados. Ahora mismo me pongo doña maestra ciruela a corregirlo y lo cuelgo ya limpio (más o menos, que seguro que se me cuela algo). Tengo pendiente una visita por su magna orilla. En cuanto acabe la corrección. Un saludo, y feliz año nuevo. Usted que lo pase bien.

sinver dijo...

Pues hala, ya lo he corregido calisgraficamente hablando. Seguro que hay faltas u incorreciones varias, pero mayormente es lo que hay. Saludos.
Por cierto, calisfgrafias apartes, ¿le ha gustado a usted las mágicas andanzas de Maxim?

Anónimo dijo...

Pues a mí sí que me han gustado las máximas magias mágicas. vale vale ya veo que ciertamente te van los magos, los espíritus y los duendes. ¡qué dura es la vida, no?!!!! unos mueren para que resplandezcan otros????
viva el instante cuántico, jeje me ha gustado.

sinver dijo...

Me alegro, me alegro. Ayer me lo corrigió Ana y me desplumo vivo. Demasiado envoltorio poco meollo. Tenía bastante razón en casi todo lo que decía; sobre todo en lo que a los sobreentendidos se refiere. Uno como ha leido varios libros de estos pues ya supone que venir de otros mundos significa mundos paralelos, y no que Maxim fuera un extraterrestre; y que en cuanto a otro tipo de aprendices uno se refiere a elfos, enanos,... y no un ciervo, un gato, un leon (esto fue una compañera de clase que tampoco ha leído mucha literatura fantástica:-)).Tiendo a novelear mucho las historias; y con ello a meter demasiados datos. Todos no se pueden explicar, y eso genera confusión. En lo que no estuve de acuerdo y no di mi brazo a torcer fue en lo de que meter a la muerte al final de la historia genera un exceso de personajes y situaciones fuera del hilo principal. Quería cambiarme el final, y nos batimos en duelo al anochecer. Al final quedo en tablas, más que nada por que acababa la clase. Me puse burrito con la muerte, que ni me la toquen, ohmmmeeeee. Bueno, bendita paciencia tiene la mujer. Pero a mi me gusta así. Espero conseguir un texto más interesante antes de que hagamos lo del libro, por que si acabo eligiendo este vamos a matar horas llegando a un acuerdo. A Su le encanta (ella si que lee libros de magos), y de hecho, a la espera de lo que surja después, quiere que sea este. No creo, ya que mola más si no lo han leído antes mis blondegemelas y así hay sorpresa. No lo se.
Anda cuenta no me he dado y cuan largo me ha quedado. Que raro. :-))))))Un saludo,

sinver dijo...

Por cierto, aclaro, el duelo al sol fue cordial, como siempre. Y Naiara aunque no lea libros de magos es muy maja y suele ser participitativa a la hora de ayudar a mejorar los textos de los demás, lo cual se agradece. Aclaro por lo de los malentendidos. Que sin querer se me escapó que una idea que me dijeron para cambiar el final era absurda (hay que joderse, que simpático el sinver) y casi no se donde meterme. Yo evidentemente quería decir que no le veía la lógica, pero a veces el lenguaje (el mal uso en este caso) hace que digamos mucho más de lo que realmente se quiere decir. Y no porque uno lo quiera callar, si no porque realmente no es lo que piensa. Que más quiero yo que me ayuden a mejorar. No se lo tomo nadie a mal, me disculpe rapidamente, pero bueno. Es lo que tiene ponerse burrito. En fin, corto ya que estoy verborreico.

Edurne dijo...

Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajjajajaaaaaaaaaaaaaaaaaja ja ja ja jaaaaaaaaaaaaaaajajajajajajajajajajajajjajajajajajajaj!!!
Ayyyyys!
;)

sinver dijo...

¿? Dona Edurne, este el comentario mas curioso que me han dejado nunca, aunque es verdad que no es que tenga yo muchos. Intuyo que algo le hizo gracia, ¿verdad? :-:O)
Bueno aclarado esto, me va a dar usted su opinión, porfi. La caligráfica ya me la ha dado, y corregido +- esta el tema. Pero aparte, ¿qué tal los cuentos máximos mágicos?
P.D.:Prohibido responder con onomatopeyas. Ni pedorretas, ni ladridos,....:-)

Anónimo dijo...

Bueno, aunque un poco tarde también lo he leído, me ha sorprendido que al final aparezca Aurelius y Máximo, dándome la sensación de que me encuentro en el Imperio Romano. De todas forma esto parece el principio de alguna historia ya que queda abierto a ver qué le pasará a Máximo, ese muchacho que tiene una extraña fuerza y que ha sido salvado por un mago.
Lo de los acentos y las comas yo no digo nada, al fin y al cabo, a ver cómo las pongo yo; pues así, de vez en cuando y un poco repartidas.

Bueno un saludo y a ver que pasa con Máximo.

Anónimo dijo...

querido sinver, ayer juevesalfabético comí unas gominolas bueníiiiiiiiiiiisimas, con un mentolado aterciopelado que se quedaba en el palabar simulando una caricia en toda regla. creo que se mencionó tu nombre como mecenas de sublime delicatesen. Sí es así: gracias; si no es así: ¿no has escrito nada que podamos leer desde el 2008??????????????????????, ¿¿¿vas a tener que llevar todos los lunes gominolas para que comente en tu blog????

Edurne dijo...

Yo también, yo también me hinché a gominolas, y también me uno a la petición de mi gemela: para cuándo otro "parto"... sinvergüenza?

Edurne dijo...

Vuelvo por estos lares, que hace mucho que no sé de usted, don Sinver!
Bueno, le vi por donde la Lupe el día de San Fermín, pero así en directo, de usted, no sé ná de ná...
Sí sé, que se va para la isla Bonita, con su Susanita del alma, y las dos Lurditas, dentro de unas semanitas...
Soy cabezota y me resisto, y es por eso que vuelvo, desde marzo que estuve, y le dejo unas cuantas letritas de estas mías, ya sabe, ticlitaclaticlitacla...
Pues nada, que le vaya a usted bonito, y que los dioses le acompañen!
Muxus orilleros!